Por Edgardo Solano
El segundo disco de la banda liderada por Luis Alberto Spinetta se editaba hace medio siglo en formado de álbum doble.
Hace 50 años se editaba “Pescado 2”, el segundo álbum de estudio de Pescado Rabioso y el quinto con la participación decisiva de Luis Alberto Spinetta, quien por entonces tenía apenas 23 años.
El álbum fue grabado entre noviembre de 1972 y febrero de 1973 en estudios Phonalex y se lanzó poco después. Se trató de un disco doble que, según se explica en el libro interno, «Uno se llama Pescado, otro se llama 2 (dos)».
Pescado había debutado discográficamente en 1972 con el crudo “Desatormentándonos”, con una formación que se completaba, además de la voz y la guitarra de el Flaco, con Black Amaya en batería y Osvaldo “Bocón” Frascino en bajo.
Para el nuevo trabajo la banda sufrió la deserción del bajista, que prefirió seguir su camino como guitarrista en otros proyectos, y se sumaron David Lebón en bajo y voz y Carlos Cutaia en teclados, que había sido invitado en el primer disco.
Con esta formación de cuarteto, la banda amplió sus horizontes musicales y el nuevo disco tenía una buena dosis de rock, junto con algún blues, canciones acústicas y hasta la participación de la Orquesta del Teatro Colón.
El disco doble contó con 18 canciones y varias de ellas de transformaron en clásicos imperecederos logrando sortear el paso del tiempo.
“Iniciado del alba” y “Poseído del alba” abrían el juego, en un trabajo que contó el notable blues “Como el viento voy a ver”, el burlón rock “Nena boba”, el poderoso “Hola, pequeño ser” y el lucimiento de Cutaia en el “Rock de la madre selva”.
En un plano más acústico está la bella canción “Credulidad”, la “Cereza del zar” y “Mañana o pasado”, conocida también como “Hola dulce viento”, que marca la primera composición grabada de David.
El álbum cierra con “Cristálida”, una larga composición con arreglos y dirección de Cutaia y ejecutados por los músicos del Teatro Colón en una grata experiencia entre una banda de rock y una orquesta.
En 2009, Spinetta eligió tres temas del álbum, «Hola dulce viento», «Poseído del alba» y «Credulidad», para incluirlos en el recital histórico de las Bandas Eternas.
Por entonces Spinetta gozaba de unos sus tantos períodos de inspiración compositiva y creativa y estaba muy bien arropado por una notable formación.
De todos modos, luego de lanzado el álbum, las diferencias musicales entre los integrantes de la banda, llevaría a su disolución.
El reclamo al Flaco del resto de los integrantes fue que pretendían un sonido más rockero y blusero, que involucraba a David como guitarrista. Esto marcó el fin de una banda que dejó un legado fundamental en el rock argentino a pesar de haber durado poco menos que dos años.
La disolución de la banda también involucró la rotura de los vínculos personales con el resto de la banda, que se cicatrizarían muchos años después.
Mientras tanto, Spinetta permaneció solo con el nombre de Pescado Rabioso y con la participación auxiliar de otros músicos, como los ex Almendra Rodolfo García y Emilio del Guercio, grabaría unos meses después el álbum “Artaud”, considerado justicieramente como el mejor disco del rock argentino.
LA PORTADA Y EL LIBRO INTERNO
Spinetta nunca descuidó el arte de tapa de sus disco y la portada de “Pescado 2” se transformó en un ícono.
La tapa principal del álbum es un dibujo en blanco y negro de una suerte de «Pescado Rabioso», con forma de anguila en «S», con la boca y los ojos bien abiertos, de cuya cola salen tres corcheas (una sola y dos unidas).
En el ángulo inferior derecho aparecen varios dibujos de árboles colocados en posición horizontal, descriptos en el cuadernillo como «peteribíes argentinos».
Fue realizada por Gustavo Spinetta, hermano de Luis Alberto, y el productor Jorge Álvarez. El mismo dibujo se encuentra en las etiquetas de los discos.
La contratapa interna del álbum es la foto de los integrantes de la banda acostados en un parque en tono amarillo. La foto fue tomada de Viviana Rossi.
La tapa interna del segundo disco está formada por cuatro pinturas en tonos ocres de Luis Alberto, que representan complejas figuras con forma de peces y características de historieta.
En una ellas aparece otro «Pescado Rabioso» en el inodoro. En otra pueden verse un tiburón y una sirena entre otras varias figuras siniestras con formas de peces. En una tercera hay una figura con un cartel que dice «pescado fresco», mientras otra de las figuras dice «tengo que dejar el vino». Finalmente, en la última de las pinturas pueden verse varios peces extraños, una inscripción pequeña que dice «aguas claras de olimpos» y un pez con un globo de diálogo que tiene un signo de interrogación.
El álbum venía con un cuadernillo de 52 páginas, escrito a mano y plagado de dibujos y algunas fotos de los músicos cuando eran niños, donde se transcribía las letras y se explicaba cada tema.
Una de las páginas estaba en blanco para que cada persona pudiera «participar de este espacio como se te ocurra».
CANCIÓN POR CANCIÓN
«Panadero ensoñado»: abre el álbum una breve pieza de instrumentalización gutural”
«Iniciado del alba»: inspirada en el universo literario de Arthur Rimbaud, la canción toma como eje temático la luz y el amanecer.
«Poseído del alba»: como una suerte de unidad con la canción anterior, también está influencia por uno de los autores esenciales para el Flaco.
«Como el viento voy a ver»: es el en único blues del disco sobre historia de amor que no puede cerrarse. El Flaco la versionó en vivo con Los Socios del Desierto en el álbum “San Cristóforo”.
«Viajero naciendo»: otro tema en el que se percibe la influencia literaria de Rimbaud.
«Hola dulce viento «: hermosa composición de David y su autor contó que el Flaco le pedía que se cantara y se emocionaba hasta las lágrimas al escucharla.
«Nena boba»: un rock inspirado en laa mala relación de Luis Alberto con la compañera de David, Liliana Legardé.
«Rock de la selva madre (Madre-selva)»: de amplios espacios instrumentales, en los que se destaca el órgano Hammond de Cutaia.
«Amame peteribí»: de Spinetta-Cutaia-Amaya, un rock rápido fundamentalmente instrumental con una letra escueta y repetitiva.
“16″ de Peteribí”: abre el segundo disco con un fragmento de 16 segundos del último tema del primer disco para no cortar el clima con el cambio de disco.
«Señorita Zapada»: es una improvisación que solía hacer la banda y fue grabada e incluida en el álbum.
«Credulidad»: quizás la canción más bonita del disco donde el Flaco aborda el amor y desamor con una hermosa letra y sus intricados acordes.
«¡Hola, pequeño ser!»: de Spinetta-Cutaia-Amaya, es un tema contra sobre los efectos de ciertos excesos.
«Mi espíritu se fue»: de Spinetta-Frascino, una bonita pieza acústica con un bello solo de guitarra de Lebón.
«Sombra de la noche negra»: una canción Black, la más poderosa del álbum.
«La cereza del zar»: bonita canción acústica con el aporte de la segunda voz de Davis.
«Corto»: canción antibélica con el órgano de Cutaia de fono.
«Cristálida (Aguas claras de los olimpos)»: el disco se despide con una suite sinfónica que dura casi 8 minutos, donde interviene un conjunto de cuerdas de músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigidos por Cutaia, en la que se destaca Spinetta proclamando «No tengo más Dios».