El domingo 21 de diciembre de 1913 el diario New York World publicó por primera vez al juego de palabras más universal. Este pasatiempo se convirtió en un furor de inmediato.
El crucigrama cumple cien años como el juego de palabras más universal, que requiere dominio del lenguaje, agudeza mental, una memoria de paquidermo y manejar un conocimiento de la actualidad.
El domingo 21 de diciembre de 1913, el diario New York World publicó el primer crucigrama, llamado entonces “puzzle de palabras cruzadas”, obra del periodista Arthur Wynne, nacido en Liverpool (Reino Unido) y que emigró a los Estados Unidos.
Con formato de diamante, tenía 31 definiciones además de una palabra ya escrita: “Fun” (Diversión), y esta instrucción: “llene los pequeños cuadrados con palabras que se adecúen a las siguientes definiciones”.
Aunque a finales del siglo XIX se encuentran vestigios en varios países europeos de algunos intentos muy primitivos que no tuvieron continuidad, la creación de Wynne reunía todas las características de los crucigramas modernos.
El crucigrama se convirtió en un furor de inmediato y comenzó a aparecer de forma habitual en la sección de entretenimientos de la edición dominical del diario.
NI lentos, ni perezosos, otras publicaciones clonaron la idea original y en pocos años los crucigramas fueron un éxito, generando con el devenir variantes y modalidades por doquier, como autodefinidos, crucigramas blancos y otros juegos de ingenio.
En 1924 Richard Simon y Lincoln Schuster editaron el primer cuadernillo exclusivamente integrado con crucigramas, después de que la tía del primero, muy aficionada al juego, preguntase a su sobrino si no existía uno que pudiera regalar a una amiga.
Con el dato que ya existía un mercado, Simon y su amigo se lanzaron a la aventura editorial, y su éxito fue tan grande que la pequeña compañía que crearon acabó convirtiéndose en el gigante de la edición de libros Simon & Schuster.
La irrupción de Internet y la crisis de la prensa escrita hicieron pensar a algunos que el crucigrama podía estar camino de su ocaso, pero algunos diarios permiten hacerlos en la Web e incluso existen ya aplicaciones especiales para teléfono celulares que permiten resolverlos en cualquier momento y sin necesidad de papel.
Según los expertos, una de las claves para lograr un buen crucigrama es, aparte de que las palabras encajen entre sí, elaborar buenas definiciones, que tengan el nivel adecuado de dificultad y añadan un poco de humor o algún giro que aporte algo de intriga a las neuronas.
El crucigrama recorrió un largo camino en su primer siglo de vida pero su inventor, Arthur Wynne no logró ningún beneficio económico con su invención. Según explicó su hija Catherine a la cadena de televisión CBS, el inventor del crucigrama consultó a su jefe si, viendo el éxito inicial, merecía la pena patentarlo.
El editor, errando el cálculo, le respondió que se trataba sólo de “una moda pasajera” y sugirió a Wynne que no se gastara el dinero en la patente, según recuerda su hija, por lo que “papá nunca vio un centavo”, señaló sobre lo ocurrido financieramanete con el inventor de este pasatiempo que cumple 100 años.