El científico falleció a los 76 años en su casa de Cambridge, después de las complicaciones derivadas de su padecimiento neurológico, la esclerosis lateral amiotrófica.
El reconocido físico británico Stephen Hawking murió a los 76 años en su casa de Cambridge, a unos ochenta kilómetros de Londres, después de las complicaciones derivadas de su padecimiento neurológico, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa progresiva que lo dejó paralizado.
El científico, que revolucionó las teorías de la física sobre el cosmos y fue especialmente famoso por su trabajo sobre los agujeros negros en el universo, nació en una familia de intelectuales de Oxford el 8 de enero de 1942.
En 1963 fue diagnosticado de ELA y, desde 2005 sentado en una silla de ruedas sólo podía comunicarse moviendo un músculo bajo su ojo con el que accionaba un sintetizador de voz.
A pesar de la enfermedad terminó su doctorado y logró una posición como profesor lucasiano de matemáticas en la Universidad de Cambridge, el mismo cargo que tuvo Isaac Newton 300 años antes que él.
La teoría de Hawking fue contracorriente a la creencia científica contemporánea que asegura que cualquier tipo de energía o materia que ingresa en los agujeros negros queda atrapada.
El físico siempre aseguró que estos cuerpos oscuros del cosmos emiten radiación, algo que en la comunidad científica ahora se conoce como la radiación de Hawking.
Pero saltó a la fama con la publicación en 1988 de un libro de divulgación científica, ‘Breve Historia del Tiempo’, que estuvo en la lista de best-sellers del The Sunday Times británico durante 237 semanas y vendió millones de ejemplares.
Hawking era miembro de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Fue titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas (Lucasian Chair of Mathematics) de la Universidad de Cambridge desde 1979 hasta su jubilación en 2009.
Entre las numerosas distinciones que le fueron concedidas, recibió doce doctorados honoris causa y fue galardonado con la Orden del Imperio Británico (grado CBE) en 1982, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, la Medalla Copley en 2006, la Medalla de la Libertad en 2009 y el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2015.
Durante años el científico británico advirtió que la humanidad enfrenta una serie de amenazas que la podría llevar a la extinción, desde el cambio climático hasta la destrucción nuclear, así como virus genéticamente diseñados.