Ambos actores describieron críticamente la actualidad del medio televisivo y la compararon con las bondades del cine y el teatro. También añoraron las series que dirigía Alejandro Doria.
Cecilia Roth y Darío Grandinetti arremetieron contra la tiranía de los tiempos en la televisión actual y la prioridad que en ese medio “tan válido” se le da a los “números”, lo que hace que los actores prefieran trabajar en cine o el teatro.
Ambos actores se expresaron de esta forma durante una charla ofrecida en el Centro Cultural de España en Montevideo previa al estreno en Uruguay de la película “Matrimonio”, protagonizada por ambos, y a la presentación en el Teatro Solís de la obra “Una relación pornográfica”, en la que también son los protagonistas.
Roth y Grandinetti se refirieron en su presentación a las diferencias entre la televisión, el cine y el teatro como plataformas para los actores y coincidieron en remarcar su recuerdo por las series televisivas que dirigía Alejandro Doria en los años 70 y 80.
“Era una televisión seria, profunda y popular. Tenía rating, la gente la miraba y la disfrutaba. Había entonces un tiempo para hacer televisión que ahora no hay”, señaló el actor rosarino.
El actor rechazó que en la televisión actual “no haya tiempo de elaborar, ni de decidir por donde van los personajes” ni en general “para nada”, por lo que señaló su preferencia por el teatro, “donde se puede elaborar para poder contar algo incluso con alguna pretensión desmedida”.
Por su parte, Cecilia Roth señaló que el trabajo del actor en televisión se puede convertir en “una máquina de hacer chorizos” si se somete siempre a los tiempos y a “los números”, que según dicen los productores, “evidentemente no deben dar”.
En ese sentido, agregó que el trabajo en televisión en los últimos tiempos lleva a romper con la sensación de hacer “un trabajo en grupo” y lleva a hacer “todo a las apuradas”.
“Y lamentablemente, porque muchas de las propuestas tienen buenas intenciones, y buenos comienzos, todo posibilita que sean una aventura interesante y terminan siendo un correr detrás del tiempo como enemigo y una tortura para los actores y para el productor”, concluyó.