La obra nace a partir de la condesa que habitó en Hungría entre los siglos XVI y XVII, quien representa ostenta el macabro récord de 650 crímenes sangrientos.
“Encerrada”, de Ariana Pérez Artaso, con dirección de Alejandro Caprotta y protagonizada por Limay Berra Larrosa, un unipersonal basado en los últimos días de Erzsébet Báthory, considerada la primera asesina serial de la historia, se estrena el 30 de junio a las 22, 30 en el Actors Studio, ubicado en la Avenida Díaz Vélez 3842.
La obra nace a partir de la figura de Erzsébet Báthory, condesa que habitó en Hungría entre los siglos XVI y XVII, quien representa hoy todo un mito por portar el macabro récord de 650 crímenes sangrientos, a causa de los cuales fue recluida en una torre de su castillo hasta el final de su vida. Es en dicha recta final (los últimos días de su angustiante encierro) en los que se detiene el unipersonal.
En escena, Erzsébet Báthory, condesa del castillo de Csejthe, Hungría, despierta convertida en loba. Se encuentra encerrada desde hace muchos años. Está cumpliendo su condena: se la acusa de haber asesinado a cientos de mujeres jóvenes para conservar con su sangre la belleza.
Una y otra vez, esta mujer-lobo se defiende y busca salir de su reclusión, repitiendo el mismo ritual. Pero nada pasa, nada cambia hasta este momento. Ella se dispone a contar su historia, diferente a la de los libros que registraron los hechos de su vida.
La obra está inspirada en el texto “La dama de hierro”, de Silvina Ocampo, y es guiada por la idea de que el punto de vista desde el cual se cuenta una misma historia puede construir figuras completamente opuestas de sus personajes, en este caso la del monstruo o la víctima.
Desde esta hipótesis, el espectáculo hace foco en las obsesiones y tristezas de Báthory, y explora el posible juego de intereses políticos y económicos que la marcaron como la asesina que hoy recuerda la historia.
«Encerrada» habla, además, de las exigencias que pesan sobre el género femenino y su asfixiante “deber ser” como madre, amante, mujer culta, en lo posible sumisa, delgada y hermosa. Es también una invitación a reflexionar sobre el poder de las narraciones como herramientas de poder.