Fue uno de los artistas más geniales y versátiles del sigo XX, desplegando su talento en cine, teatro radio y televisión. Además, hizo cundir el pánico con “La Guerra de los Mundos”.
Orson Welles nació en Wisconsin, el 6 de mayo de 1915, hace exactamente 100 años, y fue uno de los artistas más geniales y versátiles del sigo XX, desplegando su talento en cine, teatro, radio y televisión.
Su precocidad en el mundo del espectáculo comenzó cuando tenía sólo 16 años al hacerse pasar hizo pasar por una estrella de Broadway para conseguir trabajo en el Gate Theatre de Dublín.
Pronto se trasladó a Nueva York, donde debutó al año siguiente en Broadway con la representación de «Romeo y Julieta» y con 22 era el actor de teatro mejor pagado de Estados Unidos.
Mientras que a los 23 realizó la famosa transmisión radiofónica de “La Guerra de los Mundos”. El realismo fue tal que la emisión causó que cunda el pánico en Nueva Jersey, donde, según la obra, estaba teniendo lugar la invasión de los extraterrestres. Este episodio le dio fama mundial, lo que llevó a la RKO Pictures a contratarlo en 1939 con plena libertad para escribir, producir y dirigir dos películas.
Su derrotero creativo juvenil tocó el punto creativo más alto, cuando tenía 25 años, cuando dirigió “Citizen Kane”, la película por la que RKO Pictures le pasó un cheque en blanco. Con él haría lo que querría . El resto ya se sabe: Ciudadano Kane transformó para siempre el orden y la relación de las fuerzas en la historia del cine mundial.
La película dirigida, protagonizada y coescrita por el propio Welles, fue el único largometraje en el que tuvo el total dominio del montaje y la producción. El resto de su vida sólo sería una infinita lucha por hacer films que tropezaban con la mediocridad de los productores, el conservadurismo de Hollywood y la propia ambición de Welles.
Para el guion de su segunda película, “The Magnificent Ambersons” (1942), se basó en la novela “The magnificent Ambersons» de Booth Tarkington. El film reflejaba la vida de una familia norteamericana a principios del siglo XX. El montaje final de Welles fue alterado por la RKO hasta tal punto que el cineasta dijo que habían arruinado su obra.
Su extensa cinematografía incluyo luego a “El extraño” (1946), “La dama de Shanghái” (1948), “Mr. Arkadin» (1954)” y «Sed de mal» (Touch of Evil, 1958).
En “El proceso” (1962) Welles intentó adaptar la novela de Franz Kafka sirviéndose de su particular estilo cinematográfico. El resultado global fue desigual, aunque sobresaliente en muchas escenas, por su capacidad de crear un mundo paralelo al del escritor.
También buceó en el universo de William Shakespeare en las adaptaciones de “Macbeth” (1948), “Otelo” (1952)5 y “Campanadas a medianoche” (1966). Terminó acumulando 21 películas como director y más de 30 como actor, aunque en forma caótica y con algunos intervalos entre sus trabajos.
El cineasta fue un eterno nómade sin domicilio fijo, que vivió en China, Europa y Estados Unidos, y fue un artista carismático, no sólo por su talento, su imponente talla física, su voz grave y su inconfundible sagacidad, también por un espíritu aventurero que lo llevó a diversificar sus intereses entre el teatro, la radio y el cine, y entre la actuación, la producción el guión y la dirección.
Según trascendió en medios europeos y estadounidenses, Welles dejó una película por terminar, “The Other Side of the Wind”, con más de 1.000 bobinas de material fílmico guardadas bajo llave en un almacén parisino, y cuyo contenido inédito podría estrenarse este año, luego de un largo litigio entre su hija y única heredera, Beatrice, y los productores del film.
Además, aprovechando que se cumple una centuria de su nacimiento y en las vísperas de los 30 años de su muerte (falleció el 10 de octubre de 1985), buena parte de su obra se volverá a exhibir en distintos puntos del globo y volverá a ser materia de estudio.