Hace medio siglo fallecía el ícono universal del cine de animación infantil del Siglo XX, que también tuvo su costado sombrío y hasta un mito sobre su muerte.
Walt Disney se convirtió en el ícono universal central del cine de animación infantil del Siglo XX y también fue el comandante de una fructífera industria cultural a partir de la creación de un sinnúmero de personajes, al margen de algunas polémicas y mitos que rondan y enturbian su figura.
El creador de esta poderosa maquinaria de la industria cultural falleció el 15 de diciembre de 1966, hace exactamente medio siglo, cuando tenía 65 años. El deceso se produjo por un cáncer de pulmón, producido por su tabaquismo.
Su muerte estuvo envuelta en falsas leyendas, como la que asegura que fue criogenizado. Con su fallecimiento se extendió rápidamente la historia de que su familia había decidido congelar su cuerpo a la espera de que los avances científicos pudieran encontrar una cura para el cáncer de pulmón que había acabado con su vida y de forma fulminante, en apenas un mes.
Algunos fueron incluso más lejos y aseguraron que sólo se había congelado su cabeza. Pero en realidad fue incinerado ya que, aunque alguna vez había hablado a favor de la criogenización, nunca lo dejó por escrito, por lo que su familia ni se lo planteó.
Nacido en 1901 en Illinois con sangre irlandesa y alemana corriendo por sus venas fue uno de los hermanos menores de una numerosa prole. Pasó su infancia en un ámbito rural donde comenzó a deslizar su imaginación, aunque ese mundo de fantasías se hizo pedazos cuando se mudaron a la gran ciudad y comenzó a sufrir los maltratos de su padre.
Dejó la escuela precozmente y se fue de su casa en cuanto pudo, ganándose la vida como canillita y vendedor de baratijas. Siendo aún menor de edad, se enroló en el Ejército y prestó servicio en la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial.
Luego de trabajar en agencias de publicidad, en 1923 comenzó a producir dibujos animados en Hollywood, asociado con su hermano Roy O. Disney. De 1926 a 1928 hizo una serie de dibujos, “Oswaldo el conejo”, para Universal Pictures.
En “Steamboat Willie”, (Willie el vapor), de 1928, producida por su propia compañía, apareció su primer personaje famoso, el ratón Mickey, y también el inicio del cine sonoro en los dibujos animados.
A partir de ese momento, realizó a continuación su serie de “Sinfonías tontas”, iniciada con “La danza del esqueleto”, en 1929. En los años venideros Introdujo el color en “Árboles y flores”, creó al pato Donald y pasó al formato de largometraje con “Blancanieves y los siete enanitos”, el primero de dibujos animados de la historia, al que siguieron “Pinocho”, “Fantasía” y “Bambi”.
En los ‘50 y ‘60 Walt Disney Productions se convirtió en una de las mayores productoras cinematográficas, mientras que Walt intentaba mantener el mayor control artístico posible. La compañía abordó la publicación de literatura infantil y comics, la mayoría de ellos protagonizados por sus personajes el pato Donald y el perro Pluto, entre otros.
En 1955, Walt Disney Productions inauguró un parque gigantesco, Disneylandia, en Anaheim, California. Sus reconstrucciones de carácter histórico y sus espectaculares atracciones lo convirtieron en un foco turístico de primer orden. Después, en la misma línea, abrió sus puertas Disneyworld, cerca de Orlando, Florida, en 1971, y más recientemente, Eurodisney, en las cercanías de París.
Además de fundar la todopoderosa compañía Walt Disney, se llevó los diez primeros Oscar desde que se instauró en 1931 el premio al mejor corto de animación, y en sus 44 años de carrera logró 22 estatuillas, un récord aún no superado.
Sus creaciones son verdaderos clásicos de varias generaciones y se convirtieron en verdaderos íconos pop, que decoran todo tipo de objetos y que van más allá de las propias películas.
Este exitoso creador también tuvo su costado sombrío, cuando denunció a varios de sus empleados de “agitadores comunistas” tras una huelga que habían realizado en reclamo de mejores condiciones de trabajo. También algunos de sus más cercanos colaboradores se fueron de los estudios Disney, portazo de por medio, por estar condenados a ser figuras de reparto por su jefe.
Durante el macarthismo, Disney colaboró en los procesos anticomunistas, denunciando a integrantes de sus planteles, y al ver reducidos sus planteles de colaboradores permanentes en 1956 dejó de hacer cortometrajes animados.
Además, su figura encarna el sueño americano de aquel que partió de muy abajo y que llegó a construir un imperio y en sus producciones se desliza ese modo de vida aparente de la tierra del Tío Sam, que reprodujo en su aceitada industria.
Porque si algo tenía Disney era la inteligencia necesaria para mostrar un gran encanto personal cuando quería conseguir algo, aunque también poseía un profundo lado oscuro que quedó reflejado en el libro “El americano perfecto”, de Peter Stephan Jungk, que se basó en el testimonio de un ilustrador que trabajó con “El tío Walt», como se le conocía en la intimidad.
Jung describió al creador de Mickey como un racista, misógino y antisemita, que no creó ninguno de sus personajes, y aseguró que en los estudios solo los hombres podían dibujar mientras las mujeres debían limitarse a colorear.
Disney aglutinó críticas al mismo ritmo que éxitos con sus películas y creó todo un imperio que hizo que Disney fuera sinónimo de animación y que mantendría su hegemonía hasta décadas después de su muerte, a pesar de la irrupción de Pixar y Dreamworks.