“Después de Auschwitz», el libro de la hermanastra de Ana Frank

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Después de largo silencio de 60 años, Eva Schloss Geiringer en su “diario” recorre el antes y el después de pasar por el campo de concentración nazi.

Eva

Eva Schloss Geiringer, la hermanastra de Ana Frank, después de largo silencio de 60 años recorre el antes y el después de pasar por el campo alemán nazi de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, en el libro “Después de Auschwitz”.

En esta publicación, la autora señala que su extenso silencio se hizo añicos cuando en una oportunidad la llamaron para que diga unas palabras a propósito de la inauguración de una exposición en Londres sobre su hermanastra. A partir de ese acontecimiento se sintió liberada y comenzó a dar charlas alrededor del globo.

La hermanastra de Ana Frank nació en 1929 en Viena, la capital austríaca, en un familia feliz integrada por sus padres y su hermano mayor. En medio de la prosperidad vienesa, Hitler llegó al poder en Alemania y sus padres decidieron abandonar el país, consiguiendo escapar por muy poco, según relata, y estableciéndose en Bruselas y después en Amsterdam.

Allí pasó un par de años e hizo nuevas amistades, entre ellas, Ana Frank. De todos modos, esta etapa duró poco tiempo ya que los nazis invadieron Holanda y la familia intentó sin éxito reunirse con sus abuelos en Inglaterra.

La persecución contra los judíos se fueron endureciendo y fueron obligados a portar una estrella amarilla de identificación secreta. A pesar de ciertas medidas para no ser descubiertos por los Naziz, comenzaron las detenciones y decidieron ponerse a resguardo, partiendo la familia en dos con padre e hijo por un lado y madre e hija, por otro.

Eva fue capturada por los nazis el día de su 15 cumpleaños, el 11 de mayo de 1944. Madre e hija fueron conducidas al cuartel general de la Gestapo donde también se encontraba el resto de su familia. Una semana después, fueron enviados a Auschwitz.

Al llegar, Eva vio cómo se desmembraba familia, mientras que su padre y su hermano y su madre y ella misma salvaron la vida. Además, la autora de una flamante publicación contrajo el tifus al que sobrevivió gracias a su madre y a una prima que también era prisionera y enfermera.

La madre y hija fueron destinadas a trabajar en un almacén donde se clasificaba la ropa y todo tipo de objetos de los judíos que eran internados en el campo. “El propósito consistía en expoliar todos los elementos imaginables de entre las posesiones judías para mandarlos de vuelta a Alemania, donde se distribuían entre los soldados y sus familias. Los hombres alemanes se afeitaban con cuchillas judías, mientras que las buenas madres alemanas empujaban carritos de judíos y los abuelos usaban gafas de judíos”, explica la autora.

Finalmente, fueron liberadas por el ejército ruso y emprendieron un nuevo viaje hacia el este, con destino final a Odessa. Allí recibieron la noticia de la rendición de Alemania e iniciaron el retorno a casa junto a otros supervivientes, entre ellos Otto Frank, el padre de Ana.

En Amsterdam iniciaron con dificultad una nueva etapa, a la espera de noticias de sus familias pero finalmente supieron que no habían sobrevivido. Otto Frank y la madre de Eva comenzaron una amistad y finalmente se casaron y se marcharon a vivir a Suiza.

Mientras tanto, Eva se trasladó a Londres para dedicarse a la fotografía y conoció a un joven judío llamado Zvi Schloss con quien se casó y tuvo tres hijas. Schloss guardó en silencio todos sus recuerdos hasta que la llamaron para contarlos en una exposición sobre su amiga y hermanastra Ana Frank.

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