Por Edgardo Solano
Este clásico del cine popular argentino regresa a la cartelera con la excusa tecnológica de la cinta remasterizada, aunque este aggiornamiento no se pueda lucir en esta comedia. Este tipo de humor es una especie que desaparece.
«En cinco o seis años, hacer una película que no sea en 3D será una decisión creativa como lo es hoy rodar en blanco y negro», vaticinó Juan José Campanella en el 2010 sobre esta tendencia en el cine que se venía a pasos acelerados. Lo que no se imaginó el director estrella del cine argentino es que “Los bañeros más locos del mundo” iba a tener un reestreno en 3D antes de que su cumpla el plazo de su propia predicción.
Como ocurre en distintos puntos del globo, se echa a mano a viejas películas y con la excusa de que fueron cubiertas por la tecnología del 3D, se las repone en cartel sin que nadie se ruborice por esto. Otros ardides utilizados para los reestrenos son, por ejemplo, que se cumpla una efeméride redonda de su estreno original o que en esta reposición la película cuente con unas escenas nunca vistas. Además, en este caso se suma las acciones transcurren en verano y en Mar del Plata, como para otra excusa posible para este reestreno estival de esta comedia ochentosa. Todo vale para que vuelvan al cartel y más aún cuando no hay tantas nuevas producciones.
Además, el 3D aplicado en los «Los bañeros» es casi como gastar polvora en chimnagos porque en ninguna de sus escenas se puede sacar el jugo a este artificio de las nuevas tecnologías, como si ocurrió en viejas cintas en las que se revalorizaron sus efectos al poder verlas en las salas con los anteojitos de rigor.
Va de retro
“Los bañeros más locos del mundo” se estrenó originalmente el 5 de febrero de 1987 y tuvo una alta captación del público y, luego, fue repetida en infinidad de ocasiones en televisión, primero en horario central y después para cubrir huecos en la programación de los fines de semana. Aunque en esta oportunidad, la vieja cinta estará remasterizada digitalmente (con sonido 5.1) y con escenas 3D.
A pesar que de «Los bañeros” tocó picos de popularidad en otros tiempos, aún cuenta con su club de seguidores que siguen riendo a carcajadas ante cada escena de la película y que no dudarían un instante en pagar una entrada (que no son nada económicas por cierto) para volver a verla con los anteojitos de rigor que requiere el 3D.
Para algún recién llegado a la Argentina o para quien esquivó de verla en televisión hasta en una tarde de hastío en un domingo de lluvia y sin fútbol, “Los bañeros más locos del mundo” fue dirigida por Carlos Galettini y protagonizada por Emilio Disi, Berugo Carámbula, Alberto Fernández de Rosa y Gino Renni. Es la tercera entrega de la saga de “La Brigada Explosiva”, e inició a su vez una nueva saga, siendo sucedida por “Bañeros II: La Playa Loca”, de 1989, “Bañeros 3: Todopoderosos”, del 2006. (2006). Se estrenó el 5 de febrero de 1987.
En el argumento, sin demasiadas pretensiones intelectuales, de esta comedia el Señor Presidente recibe una condecoración y la Brigada Z (que integran Emilio, Benito, Gino y Alberto) es designada para custodiar el orden. Pero estos torpes muchachos terminan provocando un incendio y todo sale mal en el agasajo, lo que provoca que finalmente el Sargento Vinagre se decida a expulsar de la Policía a la Brigada. Sin trabajo, el cuarteto de los miembros del grupo deciden entonces ir a buscar suerte a Mar del Plata, consiguiendo trabajo en el balneario de Victoria, el papel de Mónica Gonzaga.
Con los bolsillos algo más completos, el grupo decide probar suerte al Casino de La Feliz, pero mientras están haciendo sus apuestas, ocurre un robo en el salón de juegos. Entonces, vuelven a ser la Brigada Z para dar con el paradero de los ladrones.
El humor, una especie que desaparece
Los programas de humor, y en particular los de sketchs, eran moneda corriente en la televisión argentina y cada capocómico encabezaba su propio programa con un elenco donde convivían artistas de talentos dispares y también donde se lucían cuerpos femeninos, muy distintos a los actuales.
Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Juan Carlos Calabró, Pepé Biondi y otros tantos, con estilos distintos, monopolizaban lo que hoy se conoce como Prime Time, pero el género que fue furor entre los ’60, ’70 y ’90 se fue esfumando. Hoy sólo queda “Sin codificar” y las esporádicas temporadas de “Peter Capusotto y sus videos”, aunque con grandes diferencias en el tipo de humor de aquellos ciclos.
Esos programas o sus protagonistas se reciclaban en el cine con producciones de bajo presupuesto y de humor popular, muchas veces con la figura femenina como remete de cualquier chiste. Además de esta picaresca, las típicas de “Porcel y Olmedo”, también se realizaron films por doquier para los más bajitos y que se estrenaban estratégicamente en las vacaciones en verano y de invierno.
Las películas nunca pudieron nunca pudieron sacarle más de dos estrellitas a los críticos que dan su veredicto en los diarios, aunque supieron sumar adeptos, tanto para los los que no se movieron de jamás cine popular, como para otros de paladar negro que no creen que ver “Expertos en pinchazos” por televisión haciendo zapping les pueda manchar su expediente y ser expulsados del selecto club de los amantes del cine arte.
El destino del cine popular fue el mismo, mientras que el “Los bañeros” fue dispar. Alberto Fernández de Rosa trabaja en un rol secundario en “Violetta” -la tira que es un furor juvenil-, Emilio Dissi encabeza en elenco de “Mansión imposible” en Villa Carlos Paz, Gino Reni participa en “Esa mujer” –la ficción en encabeza Andrea del Boca en la TV Pública y que no logra captar televidente- y Berugo Carámbula está alejado de la actividad por problemas de salud. Mónica Gonzaga, la protagonista femenina, aún continúa cosechando suspiros y ya se fueron de gira Mario Castoglione y el “Facha” Martel, dos de los actores secundarios de es comedia que vuelve a los cines.