El material fue depositado en el Instituto Cervantes, conjuntamente con el de la escritora cordobesa María Teresa Andruetto.
Una muestra sobre la poetisa argentina Alejandra Pizarnik permanece en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde fue depositado su legado junto con el de la también escritora argentina María Teresa Andruetto.
La antigua cámara acorazada de la sede del Cervantes de Madrid guarda en sus cajas de seguridad los legados de una treintena de escritores, artistas y científicos. Ahora recibió el de las dos autoras argentinas.
El legado «in memoriam» de la poeta Alejandra Pizarnik fue entregado por Sergio Baur, que depositó en la caja número 1449 de esta cápsula del tiempo documentación inédita cedida por la hermana de la autora a la Biblioteca Nacional de Argentina.
Mientras que el legado de María Teresa Andruetto, nacida en Córdoba en 1954, quedó en la caja número 1450, contigua a la de su compatriota.
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Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, el 29 de Abril de 1936, en una familia de inmigrantes de Europa oriental.
Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y más tarde, pintura con Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964, Pizarnik vivió en París donde trabajó para la revista «Cuadernos» y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy, y estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona.
Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes, «Los trabajos y las noches», «Extracción de la piedra de locura» y «El infierno musical», así como su trabajo en prosa «La condesa sangrienta».
En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica siquiátrica donde estaba internada, Alejandra Pizarnik murió de una sobredosis intencional, con sólo 36 años.